Manuel Valdez
Durante un recorrido por el
nosocomio se pudo apreciar que poco importa a los pacientes destruir lo que se
puede considerar que no les cuesta, como el caso de las sillas que se
instalaron en la sala de espera, con el fin de que tuvieran un mejor confort
mientras esperan el turno para su consulta.
Cabe hacer mención que no
todas las familias o personas que llegan al nosocomio tienen la misma actitud y
así lo confirmo la señora Elsy Beatriz quien hizo un exhorto a las madres de
familia a no subir ni permitir que sus hijos pisoteen las bancas.
Dijo que las sillas además de
dañarse, ensuciarse y dar mal aspecto al hospital, también representan peligro
para sus pequeños ya que pudieran caerse y lastimarse.
Otros pacientes coinciden en
que hay que considerar el esfuerzo que las autoridades de salud hacen para
dotar de equipo al hospital de la ínsula, en beneficio de los mismos pacientes
y de familiares que lo acompañan y no se vale que a unos cuantos días de
haberse renovado las bancas en la sala de espera, algunas ya se encuentren en
malas condiciones.
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