sábado, 17 de diciembre de 2011

Lo que queda de Isla Mujeres (Patrimonio Cultural)


Crónicas de Isla Mujeres
Patrimonio Cultural
Lo que queda…

Inventario

Destacan entre el inventario del Patrimonio Cultural e Histórico de Isla Mujeres varios inmuebles que, sometidos a la acción del tiempo y de la mano del hombre, parecen destinados a desaparecer. Clasificados conforme a la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos, tenemos los siguientes:
Como arqueológicos anote Usted al Meko (o Meco), Rancho Viejo, Sosquilchak, Nohoch Mul, Nohoch Pich, Mi Ruina, Punta Sur, y El Ramonal, como los más relevantes, sin menoscabo de vestigios menores, casi desaparecidos ya, tales como: Ekab, Isla Contoy, Paso Poot, entre otros, pues se tiene el reporte de más de 35 “ruinas” que agricultores han hallado fortuitamente bajo las selvas de la Zona Continental del municipio. Estas últimas esperan la visita de personal autorizado para registrar su ubicación. Luego de esto seguirán durmiendo el sueño de los injustos…hasta desaparecer por completo.
Como históricos destacan Boca Iglesia, y la Hacienda Vista Alegre de Fermín Mundaca, donde es urgente continuar trabajos de restauración que hace varios años se interrumpieron. En el caso particular de Boca Iglesia, pescadores asentados en el área reportan una nueva agresión al lugar, pues manos anónimas atentaron contra el altar o presbiterio hace apenas unos días. Un enorme boquete quedó como testimonio de la ambición de frustrados buscadores de tesoros, ya que lo hicieron en el mismo lugar que ha sido profanado más de 20 ocasiones.
Lo lamentable es, que quienes tienen la responsabilidad de velar por esos sitios, están inmersos en la rutina de ver colapsarse estas edificaciones, argumentando siempre la falta de dinero. En los últimos años, el único recurso que se ha aplicado es el del llamado Programa de Empleo Temporal (PET), el cual es tan escaso que no alcanza a veces para efectuar, al menos, el retiro de la maleza que invade los sitios, limitándose además, en nuestro caso, a El Meko y a Boca Iglesia, sitios que son clave para entender la llamada Cultura Maya Costa de la Oriental de Yucatán.
Con el referente histórico de que aquí comenzó la Conquista de lo que fue la Nueva España, nuestros vestigios deberían recibir especial atención, tanto por su alto valor cultural, como por lo que significarían para atraer un segmento de turismo que desde siempre se ha interesado más en ellos. Y es que extranjeros fueron los primeros en hacer labor de investigación sobre nuestra cultura, aprovechando nuestra indiferencia (¿o ignorancia?), para saquear incluso nuestro patrimonio.
El rezago se antoja misión imposible, porque el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), creado por el Presidente Lázaro Cárdenas en 1939, enfrenta hoy, según sus propias cifras, la necesidad de atender más de ¡29 mil! sitios arqueológicos descubiertos en el país, de los cuales sólo 150 están abiertos al público. Vaya que el dato revela de manera muy cruda la inmensa labor que esa dependencia tiene pendiente por realizar. Preguntaría: ¿En qué, cuándo y cómo ayudamos?

Primeras referencias Arqueológicas

Al reflexionar sobre lo anterior, no podemos menos que pensar en que muy tarde, y a ritmo muy lento, nos estamos interesando por la herencia que nos legaron quienes nos antecedieron.
En el caso de Isla Mujeres, las primeras noticias sobre los imponentes edificios mayas las dieron los españoles que en 1517 se encontraron con Yucatán y la ínsula. Recordemos que reportaron las costas muy pobladas, con muchas casas de “cal y canto”, que los hicieron compararlas con la de Sevilla, en España.
Abandonado el litoral oriental yucateco por más de tres siglos, las estructuras pudieron mantenerse en buen estado mientras les duró el estuco o acabado que las protegía del clima y sus variantes. Al quedar las piedras expuestas a la acción de la lluvia y los vientos el proceso de deterioro se aceleró, de tal manera que lo que apreciamos hoy no es más que una ruinosa muestra de la grandeza que los mayas alcanzaron en cuanto a arquitectura. Lo anterior, sin menoscabo de las demoliciones que los conquistadores hicieron para tratar de terminar con la “idolatría” de los nativos.
Una segunda referencia importante sobre las edificaciones mayas fue la que hizo John Lloyd Stephens en 1842, luego de recorrer algunos de los edificios mayas que aún subsistían por la costa oriental en esa primera mitad del siglo XIX. Su grabado a escala de las “Ruinas de la Punta Sur” de Isla Mujeres, y su reporte de cimientos y paredes de otras estructuras, son de alto valor para dimensionar la presencia de los mayas en la isla.
Particularizando sobre la Punta Sur, luego de 1842, en rigurosa cronología, los vestigios fueron visitados y registrados por: Augustus y Alice Le Plongeon en 1877; Teobert Maler en 1891; William Holmes en 1895; Raymond E. Marwin y J. Yde en 1913; Samuel K Lothrop en 1918, y Thomas Gann en 1924.
Como podemos ver, insisto, fueron extranjeros los primeros en llamar la atención sobre ese patrimonio, siendo hasta las tres últimas décadas en que el gobierno federal mostró interés, y a la vez, incapacidad para conservarlo.
Considerados patrimonio de la nación, los vestigios arqueológicos e históricos están por ley bajo la responsabilidad del citado INAH, un instituto que carece de lo necesario para que no se sigan perdiendo tantos vestigios detectados, o sea, carece de capacidad de respuesta para enfrentar el problema.

Nuevo Mundo Maya ¿Ahora sí?

Sin embargo, como no podemos andar por la vida con pesimismos, tiene que entusiasmarnos que se ha puesto sobre la mesa, nuevamente, la necesidad apremiante por rescatar y conservar lo poco que nos queda de ese valioso patrimonio cultural.
El problema de siempre es de recursos, tanto económicos como humanos. Y aquí es donde debe estimularse la inversión, particularmente de quienes se verán beneficiados con la restauración y apertura de esos sitios: Los prestadores de servicios al turismo, que requieren hoy más que nunca de nuevos valores agregados a la actividad, dado el nivel de degradación que hemos causado a nuestras bellezas naturales.
Respecto a los recursos, la asignación de éstos podría mejorar sustancialmente si retornaran a Quintana Roo los millones de pesos que se están captando sólo en Tulum, pues se van para no volver.
Va lo antes expuesto con el cariño y respeto que guardo al personal de campo del INAH asignado al norte del Estado, porque son gente valiosa que siempre va más allá de sus posibilidades.

Colaboración de Fidel Villanueva Madrid.- Cronista Vitalicio de Isla Mujeres.- Mail: Ixcheel@prodigy.net.mx. Diciembre de 2011.

1 comentario:

  1. Muy interesante lo que describe don Fidel, de casualidad tiene más información al respecto de los exploradores que visitaron Punta Sur?

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